A Melody siempre le han gustado cosas singulares, diferentes a las que agradan a todo el mundo.
Le encantan, por ejemplo, las personas misteriosas. Esas que no son siempre del agrado de personas comunes que no se dan la oportunidad de conocerlas. . Y no le molesta que la miren raro cuando afirma que la personas extravagantes tienen siempre son las que mejores historias tienen que contar. No importa, porque ella sabe que la gente muchas veces se deja llevar por el concepto social de lo que es bueno y lo que no, gracias a Dios ella es diferente. Y es justamente por eso que le gustan tanto las personas diferentes: creer en ellas siempre hace más llevadera la vida.
También disfruta estar sentada bajo la lluvia. No entiende a las personas que corren a refugiarse cuando una tormenta comienza. Otros lugares , en general, no puede compararse al dulce placer de sentir como las gotas de agua, mojadas y frías, se deslizan suaves por la piel. Da lo mismos resfriarse, vale la pena sacrificar unos días en cama por tal delicia.
Siempre camina hacia atrás por lo pasillos, pide perdón cuando choca a alguien, pero no deja de hacerlo. No hay nada mejor que la incertidumbre de no saber que hay más allá. Puede que la gente no comprenda esto.Melody piensa que a las personas les gusta saber lo que viene, lo que hay, lo que les espera, así se sienten más seguras, pueden controlar las situaciones. Para ella es lo contrario.Mel -como la llaman sus amigos- cree que lo bello de la vida es no saber lo que te espera.
Pero sobretodo, lo que más le gusta a Melody es sentir el tacto del cielo en las suaves yemas de sus dedos.
Sí, eso mismo.
Por eso, cada tarde, sale de su hogar y se acuesta, extendida, a lo largo de la hierba.Cerca de ese lago que tanto adora.
Allí, de cara ante la gran sábana azulada, levanta los brazos con las manos plegadas y cierra lo ojos. En esa posición, con los párpado apagados, no tiene problema en imaginar que roza el infinito. Y desliza, delicadamente, su dedo índice entre las nubes, contorneando cada una de sus siluetas. Dibuja el resplandor de las primeras estrellas que van apareciendo y es ella misma la que empuja al sol hacia el horizonte, quemandose un poco las uñas cuando lo mueve.
No hay sensación más placentera que esa.
Y es que no existe un deleite le parezca al de creer que tienes toda la inmensidad para ti, en tus manos. Que tienes al alcance de tus dedos el universo entero, para manosearlo y amoldarlo a tu gusto.
Le encantan, por ejemplo, las personas misteriosas. Esas que no son siempre del agrado de personas comunes que no se dan la oportunidad de conocerlas. . Y no le molesta que la miren raro cuando afirma que la personas extravagantes tienen siempre son las que mejores historias tienen que contar. No importa, porque ella sabe que la gente muchas veces se deja llevar por el concepto social de lo que es bueno y lo que no, gracias a Dios ella es diferente. Y es justamente por eso que le gustan tanto las personas diferentes: creer en ellas siempre hace más llevadera la vida.
También disfruta estar sentada bajo la lluvia. No entiende a las personas que corren a refugiarse cuando una tormenta comienza. Otros lugares , en general, no puede compararse al dulce placer de sentir como las gotas de agua, mojadas y frías, se deslizan suaves por la piel. Da lo mismos resfriarse, vale la pena sacrificar unos días en cama por tal delicia.
Siempre camina hacia atrás por lo pasillos, pide perdón cuando choca a alguien, pero no deja de hacerlo. No hay nada mejor que la incertidumbre de no saber que hay más allá. Puede que la gente no comprenda esto.Melody piensa que a las personas les gusta saber lo que viene, lo que hay, lo que les espera, así se sienten más seguras, pueden controlar las situaciones. Para ella es lo contrario.Mel -como la llaman sus amigos- cree que lo bello de la vida es no saber lo que te espera.
Pero sobretodo, lo que más le gusta a Melody es sentir el tacto del cielo en las suaves yemas de sus dedos.
Sí, eso mismo.
Por eso, cada tarde, sale de su hogar y se acuesta, extendida, a lo largo de la hierba.Cerca de ese lago que tanto adora.
Allí, de cara ante la gran sábana azulada, levanta los brazos con las manos plegadas y cierra lo ojos. En esa posición, con los párpado apagados, no tiene problema en imaginar que roza el infinito. Y desliza, delicadamente, su dedo índice entre las nubes, contorneando cada una de sus siluetas. Dibuja el resplandor de las primeras estrellas que van apareciendo y es ella misma la que empuja al sol hacia el horizonte, quemandose un poco las uñas cuando lo mueve.
No hay sensación más placentera que esa.
Y es que no existe un deleite le parezca al de creer que tienes toda la inmensidad para ti, en tus manos. Que tienes al alcance de tus dedos el universo entero, para manosearlo y amoldarlo a tu gusto.
Bueno hasta cierto momento en que sabe que tiene que dejarlos ir.Volver a la realidad donde personas siempre la están esperando.Se levanta y espera para volver de donde ah venido y donde alguien la espera.
Alza la mirada para encontrarse con la de su amigo quien sonríe.
Haji-Aún no se por que siempre te tardas tanto.
Melody-Tal vez un día lo entiendas*Ríe*
Haji-Vamos,los demás están esperando a que nos reunamos.
Melody asiente ,contenta por verse con los demás mientras vuelve a caminar y seguirle el paso al muchacho.
Esperaba que la reunión fuera amena y divertida.Ya habían pasado un buen par de años que no se reunían todos juntos.
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